Kukua kantaz
Hoy he ido a dar una vuelta al bosque. Al cruzar el río Arakil por el puente de Kaxeta he visto un martín pescador atravesando el río. En los alisos de la ribera he visto saltar entre las ramas a los reyezuelos listados y un trepador azul asido en el tronco. Las currucas capirotadas y los mosquiteros no andaban lejos. Junto a las vías del tren otra vez las golondrinas y los aviones. Las cornejas haciendo su ronda, y los verdecillos con los jilgueros y los verderones sobre los espinos. Al adentrarme en el bosque los pinzones, el agateador, los carboneros y los herrerillos se mezclan con los mitos de rama en rama. El run-run de la paloma torcaz se siente en el aire. Más adelante, en la cruz de Zubaate se oye y se ve el cuco sobre el techo del bosque, cantando en una vieja rama de un roble marchito. El martilleo del pico picapinos a lo lejos. En Artabakar, junto a los lindes de Arbizu un bisbita arbóreo confiado me mira sin prisa. También he podido ver un carbonero palustre persiguiendo carboneros comunes en esta zona de viejos robles semipodridos agujereados. Al coronar el monte Serlo, comienzo el descenso. No he podido ver a ningún pito real, aunque si muchos arrendajos gritando entre los arboles. Más abajo los chochines, petirrojos, mirlos y zorzales me acompañan en el camino. Ya en el río veo una garza real, sobre los campos los dos milanos, el real y el negro otean el horizonte mientras la tarabilla común se posa en las vallas. En la lejanía los buitres leonados, cerca de las casas las urracas, las lavanderas, los estorninos negros y los colirrojos tizón comparten el espacio con los gorriones y las tórtolas turcas. 37 especies en un día, es increíble la diversidad de nuestro entorno.